He decidido dedicar la primera entrada de este blog, a esa mujer que me ha animado tanto a crearlo. Aquélla a la que le puedo decir lo que sea, ser yo misma -cruda, pelada y sarcástica-, aquélla que recuerda a mi madre a diario, pero que sin embargo se ha tomado la molestia de entenderme y preocuparse por mí. Hablo de esa pelirroja con la que he podido discutir, argumentar y debatir acerca de todos los temas que quiera, y que hasta el momento yacían en mi cabeza con el anhelo de explotar hacia mi alrededor.
La Titi, como la llamamos sus amigos -me incluyo- es una persona con una capacidad tremenda de argumentar sus razones. Ella sabe lo que piensa, lo que dice y lo que fundamenta sus decisiones. Me encanta debatir con ella, porque llegamos a agotar el tema hasta enojarnos y perder completamente la razón una con la otra, pero es buenísimo. Creo que después de cada exhausta conversación de exposición de ideas, opiniones y hechos, nos unimos más, ya que notamos que aunque no coincidimos en lo que creemos, aceptamos que ambas tenemos una gran pasión por nuestras convicciones.
Así que Titi te doy muchas gracias por haber tenido la confianza necesaria en mí, para contarme una parte de tus ideas, pero te doy muchas más por escuchar mis estúpidas divagaciones acerca de todo.