– ¿Ya vio sus zapatos (tenis)?
– Sí.
– ¿Y ellos le ayudan a trabajar, caminar, estar cómodo?
– Sí, efectivamente.
– ¿Usted sabe cuántas personas intervinieron en hacer sus zapatos?
– No, probablemente muchas.
– Justamente. Muchísimas. ¿Y sabe qué fue imprescindible para que usted use esos zapatos hoy?
– ¿Qué cosa?
– El trabajo intelectual.
– ¿Por qué?
– Pues, no pensará que quién los hizo, usó ese material de primas a primeras, ni que supo cómo fabricar la horma, ni cómo dibujar la suela, mucho menos que debía usar cintas, velcro o botones para cerrar el zapato en su primera oportunidad de fabricación. Probablemente ni siquiera sabía que había que cerrar el zapato. Incluso, no fue sólo una persona, como usted había mencionado antes, sino muchísimas, que al principio no supieron cómo crear un zapato de la nada.
– Por supuesto que no sabían, pero lo aprendieron de alguien que ya sabía cómo elaborarlos. Fue un proceso que se desarrolló desde la aparición del primer calzado.
– ¿Y quién estableció que en lugar de usar pieles atadas con pitas en los pies, se hicieran zapatos de cuero?
– Pues, en el proceso fueron aprendiendo qué técnica usar.
– Exacto. Un proceso en el que alguien se sentó a pensar cómo podía mejorar la elaboración del calzado, qué técnica, qué tecnología, qué instrumentos, qué materiales. Así, a través de la historia, fueron muchos lo que hicieron esta actividad de sentarse a pensar para evolucionar los zapatos y aplicaron sus ideas.
– Acepto su punto. Pero, ¿qué tiene que ver con la filosofía si ésta no se aplica a la vida tangible?
– Es donde se equivoca. El trabajo intelectual (sentarse a pensar) es parte de la filosofía, y se aplica a la vida tangible, comenzando por lo que hoy desayunó.
– ¿Cómo?
– Pues, si desayuno cereal con leche, usted previamente compró el cereal y la leche en el supermercado, actuando económicamente por el intercambio libre de recursos. En el cual interviene el producto de muchísimos filósofos a través de la historia que elucubraron en torno al dinero, los bienes, los recursos, proveyéndonos de bases para el capitalismo. En esa acción económica también se encuentran acciones políticas. Para que los gobernantes se limiten a no limitarnos al libre intercambio de bienes ni intervenir en nuestras acciones, otro tanto de personas (filósofos) tuvieron que sentarse a pensar en un sistema para que los miembros de la sociedad disfruten de su libertad limitada. Y aún más allá, usted compró el cereal y la leche porque pensó que era bueno para su salud.
– Aja.
– Por eso, la filosofía está en todos lados.
– ¿Y qué me puede decir del concepto de filosofía: ciencia que se ocupa de la totalidad de las cosas a profundidad que es eminentemente teórica y libre, y que tiene por objeto conocer la esencialidad del ser y la realidad?
– Pues, si usted conoce al hombre y la realidad en la que se desempeña en su ámbito más general, abstracto y profundo… ¿Podría decirme que conocer la acción humana, la naturaleza propia del hombre, la realidad a la que se enfrenta diariamente, no es tangible, no es útil?
– Pues, no. Conocer cómo actúa el hombre y cómo conoce la realidad ayuda al trabajo diario, a desempeñarse tanto a favor como en contra de la humanidad en el campo que sea.
– ¿Ahora acepta el papel de la filosofía y de los pensadores como el más importante de la historia de la humanidad?
– Sí.
– Pues concluyo, la filosofía es útil porque conociendo al hombre, la verdad y la realidad se puede actuar en torno a nuestras conclusiones. Y también permite a quien filosofa a comprender su realidad, a hallar un sentido más profundo de su humanidad, a pensar fuera de las casillas, a ser diferente, a cambiar el esquema de la vida. El filósofo embellece el espíritu (lo que a usted no le interesará porque no tiene fin práctico), cambia radicalmente a quien la practica y transforma intrínsecamente cada pensamiento y toda acción (lo que afecta a todos los miembros de la sociedad donde se desempeña, ya sea directa o indirectamente). Permite una mejor vida. Una más humana.
4 comentarios:
OK... ahora supongamos, es decir, filosofemos, que el pragmático se ocupa simplemente de la realidad que enfrenta, sin nisiquiera cuestionar el por qué de sus acciones, lo cual no implica que las mismas no tengan un fin específico definido por el agente actuante.
Pues bien, el pragmático no puede desligarse de dos realidades: primero, que él existe, por lo tanto, ES un ser. Segundo, que lo demás existe, por lo tanto, ES un ser dentro de una realidad.
Hago esta aclaración porque, para explicarle a un pragmático la importancia de la filosofía basta con hacerle ver que dada su situación, no puede dejar de percibir lo que él es y lo que le rodea, dándole una interpretación subjetiva, pasando de ser la más infame aproximación metafísica a ser una completa apología ontológica.
El hombre es hombre porque actúa, y porque actúa en una realidad. El definir, aún de forma pragmática, el cómo, el dónde, el por qué y el para qúe, es simplemente FILOSOFÍA.
¿y qué pasa si es escéptico, escéptico de todo?... su única "verdad" es lo utilitario... ¿no?
aún así... tiene una "verdad", entendiendo la misma como aquello que le conviene, pero tiene una explicación, tan necesaria para entender al mundo como para entenderse a sí mismo.
Todos tenemos la necesidad de elucubrar... aún cuando no comprendamos o querramos comprender nuestra existencia o naturaleza. Todos nos preguntamos, todos pensamos, pero no todos nos interesamos en ella. que mal no querer entenderlo, que mal no querer buscarlo, ¿no?
Publicar un comentario